martes, 2 de marzo de 2010

¡¡ RECUPERANDO LA MEMORIA !!


“Ya mismo hace un año de todo lo que ocurrió en las inmediaciones de plexel!!!” soy Tom y en esta ocasión no voy a usar ningún narrador para contar lo que me ha sucedido todos estos meses.

Hará aproximadamente cuatro meses, me rescato de las aguas tranquilas. Un barco pesquero, me hallaba abrazado al mástil de un barco y a la deriva. Aproximadamente a 150 millas al suroeste de la costa de plexel.

Estuve inconsciente, aproximadamente tres semanas. Solo inquietaba mi pacifico sueño, una serie de pesadillas en las que gritaba y luchaba contra algo. Después ahogado por mis propios esfuerzos y sudor volvía a mi letargo.

Una fría mañana de comienzos de invierno, desperté en una cama desconocida. Con caras nunca vistas por mi antes y las cuales parecían alegrarse de aquel resurgir del sueño. Se trataba de la familia de un humilde pescador. Aquel que me rescato de las aguas. Habían velado por mi todo este tiempo.

Sufría una amnesia total, causada por un fuerte golpe. Eso decía el medico local. Su gran deducción se infundía en el gran chichón que tenia aun en la cabeza cuando me encontraron. Pero que volvería a recuperar la memoria.

Un día decidí dejar la paz de ese hogar y fundirme con la naturaleza y mis olvidados pensamientos. Entonces me hablaron de un pequeño refugio al oeste del faro de strass. Que así se llamaba la aldea.

Este pequeño habitáculo era una rustica casita de una sola estancia, con una chimenea, una mesa y un catre. Situada en un pequeño prado junto a un majestuoso acantilado.

Los días pasaban y yo ocupaba la mayor parte de las jornadas a sentarme al borde del precipicio cerrar los ojos y sentir esa naturaleza tan viva que allí anidaba. Una solitaria estancia que solo se sentía invadida por el violento chocar de las olas sobre la piedra y el estruendo sonido de las gaviotas que volaban entre aquellos cielos.

De pronto, una tarde desperté de aquel letargo con un nombre…. “me llamo tom” a continuación, recordé los ojos de aquella extraña princesa.

A continuación empecé a recordar… aquel día en la plaza de plexel. Cuando termine la actuación, seguí aquella mujer a través de sinuosas calles que me condujeron a una posada plagada de personas. Recuerdo su intensa mirada, sus preciosos cabellos. El como me fue hipnotizando con sus ojos. Ese día subí con ella a una habitación. Yacimos durante varios días. No me alimente, no bebí. Estaba en un extraño trance del cual me alejaba x momentos de mi cordura. Poco a poco me fue absorbiendo y embaucando. Cuando quise dar cuenta. Estaba en la cubierta de un barco. Nuestro barco decía ella. Por el cual navegaríamos juntos por toda la eternidad. No quería hacer otra cosa que seguir en aquel lugar. Había olvidado mi primavera. Mis viajes, mis principios. Todo, absolutamente todo. Ya solo quería cantar para ella.

Cada día que pasaba en aquel armazón de madera, los días se hacían más largos y angustiosos. Ella, cada vez me llevaba por mares más inquietos y oscuros. Me pedía que dirigiese el barco hacia donde se fundían las nubes con el mar, a la contra de donde lucia el sol. Navegamos un par de meses con un barlovento cansino y casi sin fuerza. Cada vez el mar era más gris y tenebroso. Un día me quede mudo, no podía articular palabra o frase. Estaba mudo o… no sabia que decir. Delante de mí, al otro lado de la larga mesa ella me miraba fijamente. Con su oscuro pelo rizado ocultando sus hombros y observándome con mirada acusadora. Algo pasaba. No se que es lo que ocurría pero sus rasgos se endurecían a medida que no podía articular frase alguna. Me observaba, yo le devolvía la mirada con impotencia y desconcierto.

A la mañana siguiente, al despertar. Ella no estaba a mi lado. No se donde se había metido. Busque por todo el cascaron y no encontré de ella ni un rastro. Ni su presencia, ni sus ropajes u sirvientes. No quedaba nada.

Entonces baje al camarote. Empecé a calcular de nuevo en los mapas una ruta que me llevase de vuelta a plexel. Por si ella había vuelto en un bote aquella noche. Durante un par de días intente orientarme en aquellos documentos pero me sentía perdido.

A la tercera noche, soñé. Y lo hice con ella. Ya no era una joven y bella princesa de cuentos, si no una especie de extraño ser con el rostro similar al de Medusa. Aquella de los cuentos mitológicos. Me había hipnotizado y solo me despertar en aquel momento cuando. De un zarpazo trababa de robarme la vida. Pude escapar al ataque pero ella se volvió remolino. Que subió al cielo. Y provocó la tormenta más grande que había visto en mi vida. Todas las maderas comenzaron a estremecerse como si almas en pena se trataran. Subí a la cubierta. Las negras nubes escupían relámpagos por doquier. La lluvia era una siniestra cortina que golpeaba con violencia todo aquello con lo que impactaba. Las aguas, ahora lenguas envenenadas en forma de olas arremetían una y otra vez contra el casco. El barco se cimbreaba como un sonajero en las manos de un niño y el timón giraba como endemoniado. Capaz de controlarlo, me vi impotente por todo lo que ocurría y en el cielo. Entre ese siniestro tejido que formaba los negros nubarrones. Pude ver los ojos de aquel ser que me había arrastrado hacia allí. Entonces me di cuenta que todo había acabado. Lo que había comenzado como un cuento acabose con la mayor tormenta jamás vista.

Entonces fui consciente del naufragio inminente y me abracé al palo de la vela mayor. Cerré los ojos y desee con todas mis fuerzas que aquella tormenta terminase ya. Entonces, en la oscuridad de mis parpados cerrados. Pude escuchar como el suelo que bajo mis pies se hallaba se quebraba violentamente, siguiéndole continuación un fuerte silbido que hacia mí se dirigió y lo ultimo que recuerdo en ese momento fue el crujir de mi cabeza al ser esta impactada por un objeto contundente. Eso es lo que me ocurrió en el mar de plexel.

Ahora me ayo aquí, al pie de este nuevo camino. Acabo de abandonar mi estancia en aquel acantilado. Ha pasado el tiempo suficiente para poder reponerme y recuperar todas mis fuerzas.

A pasado el tiempo necesario, ha llovido lo suficiente para limpiar mi alma de problemas y pesares. Una vez más me encuentro preparado para retomar mis caminos. Con mi atillo a la espalda. Voy a dar de nuevo el primer paso hacia la senda de una nueva vida. Se acabo el tiempo de reflexión. Ahora toca volver!!!...

1 comentario:

  1. Sinduda, la espera ha merecido la pena. Dudo mucho que puedieses haber vuelto con mejor pie, porque el resultado de ese tiempo ha sido excelente. Ha pasado el tiempo necesario y ahora toca volver, pero con fuerza, con ganas =)

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